Colesteatoma: síntomas, tratamientos y consejos de prevención para proteger tu salud auditiva
El oído medio es una estructura delicada que puede verse afectada por diversas alteraciones, algunas de ellas silenciosas en sus primeras etapas pero con consecuencias graves si no se atienden a tiempo. Entre estas afecciones, existe una acumulación anormal de células de piel que puede comprometer seriamente la capacidad auditiva y, en casos avanzados, poner en riesgo la salud general. Comprender esta condición, identificar sus manifestaciones y conocer las alternativas terapéuticas disponibles resulta fundamental para preservar la audición y evitar complicaciones mayores.
¿Qué es el colesteatoma y por qué afecta tu audición?
Definición y características del colesteatoma
El colesteatoma es un quiste benigno que se desarrolla en el oído medio, específicamente detrás del tímpano. Aunque su denominación puede sugerir un tumor maligno, se trata de una acumulación de células epiteliales muertas que forman una masa quística. Esta estructura no cancerosa tiene, sin embargo, un comportamiento localmente destructivo, capaz de erosionar los delicados huesos del oído medio conocidos como huesecillos. La cadena osicular, compuesta por el martillo, yunque y estribo, juega un papel esencial en la transmisión del sonido, por lo que cualquier daño en estos elementos compromete directamente la capacidad auditiva. A medida que el colesteatoma crece, puede expandirse hacia áreas cercanas, afectando no solo la audición sino también estructuras vitales como el nervio facial o el oído interno, lo que explica la variedad de síntomas que puede provocar.
Diferencias entre colesteatoma congénito y adquirido
Existen dos tipos principales de colesteatoma según su origen. El colesteatoma congénito se presenta desde el nacimiento, desarrollándose en niños que no tienen antecedentes de infecciones óticas. En estos casos, el quiste se forma debido a un desarrollo embrionario anormal del oído medio. Por otro lado, el colesteatoma adquirido resulta de procesos patológicos posteriores, siendo la causa más frecuente la disfunción de la trompa de Eustaquio. Cuando este conducto que conecta el oído medio con la nasofaringe no funciona correctamente, se genera una presión negativa que puede provocar la retracción del tímpano. Con el tiempo, esta retracción favorece la acumulación de células de piel que migran hacia el oído medio, formando el quiste. Las infecciones crónicas del oído también constituyen un factor de riesgo significativo, especialmente cuando provocan perforaciones timpánicas que permiten la entrada de células epiteliales al oído medio.
Síntomas del colesteatoma que no debes ignorar
Señales tempranas de advertencia en el oído
Las manifestaciones iniciales del colesteatoma pueden ser sutiles, lo que dificulta su detección temprana. Uno de los signos más característicos es la otorrea, una supuración del oído que presenta un olor desagradable y puede ser persistente o recurrente. Esta secreción resulta de la infección crónica asociada al quiste y frecuentemente no responde adecuadamente a los tratamientos convencionales con antibióticos. Paralelamente, muchas personas experimentan una sensación de plenitud o presión en el oído afectado, similar a la que se siente durante un vuelo en avión o al cambiar de altitud. La pérdida auditiva gradual representa otro síntoma común que puede pasar inadvertido inicialmente, ya que tiende a progresar lentamente. Esta hipoacusia se debe tanto a la obstrucción mecánica que produce el quiste como al daño que va causando en los huesecillos del oído medio, elementos imprescindibles para la conducción adecuada del sonido.
Complicaciones auditivas y manifestaciones avanzadas
Cuando el colesteatoma no se trata oportunamente, puede generar complicaciones más severas que trascienden el ámbito auditivo. El crecimiento continuo del quiste puede erosionar completamente la cadena osicular, provocando una sordera progresiva que puede llegar a ser permanente. La afectación del oído interno puede desencadenar episodios de vértigo y mareos intensos, acompañados de problemas de equilibrio que dificultan las actividades cotidianas. En casos más graves, el quiste puede erosionar las estructuras óseas que protegen el cerebro, creando una vía de entrada para infecciones potencialmente mortales. La meningitis, los abscesos cerebrales y la laberintitis figuran entre las complicaciones más temidas de esta condición. Además, el nervio facial, que controla los músculos de la cara, atraviesa el oído medio en su recorrido, por lo que puede resultar dañado por un colesteatoma extenso, provocando parálisis facial. Los zumbidos o acúfenos también pueden aparecer como manifestación de la afectación del oído interno, añadiendo otra dimensión al malestar del paciente.
Opciones de tratamiento efectivas para el colesteatoma

Procedimientos quirúrgicos y técnicas modernas
El tratamiento definitivo del colesteatoma es eminentemente quirúrgico, ya que no existe medicación capaz de eliminar el quiste una vez formado. Antes de la intervención, el manejo inicial se centra en controlar la infección asociada mediante antibióticos tópicos y orales, así como en limpiar cuidadosamente el oído. La cirugía otológica se realiza bajo anestesia general y tiene como objetivo principal la resección completa del colesteatoma para prevenir su recurrencia. Existen diferentes técnicas quirúrgicas según la extensión y localización del quiste. La timpanoplastia con mastoidectomía constituye el abordaje más frecuente, permitiendo al cirujano acceder al oído medio y eliminar todo el tejido patológico. En algunos casos, cuando el daño a los huesecillos es significativo, puede ser necesario reconstruir o reemplazar estas estructuras mediante injertos o prótesis para restaurar la función auditiva. Las técnicas modernas de cirugía otoendoscópica han revolucionado este campo, ofreciendo abordajes menos invasivos con mejor visualización de las estructuras del oído medio. Estas intervenciones mínimamente invasivas pueden reducir el tiempo de recuperación y mejorar los resultados funcionales, aunque no todos los casos son aptos para este tipo de cirugía.
Cuidados postoperatorios y seguimiento médico
La recuperación después de una cirugía de colesteatoma requiere atención cuidadosa y seguimiento prolongado. Los primeros días posteriores a la intervención son cruciales para prevenir infecciones y asegurar una cicatrización adecuada. El paciente debe mantener el oído seco y evitar actividades que aumenten la presión en el oído medio, como sonarse la nariz con fuerza o viajar en avión. Las revisiones postoperatorias frecuentes son esenciales, ya que el colesteatoma presenta cierta tendencia a recurrir, especialmente cuando era extenso o cuando su origen estaba relacionado con infecciones crónicas. Durante estas consultas, el especialista en otorrinolaringología realizará otoscopias detalladas para detectar cualquier signo de recurrencia temprana. Las audiometrías periódicas permiten evaluar la recuperación de la función auditiva y detectar cualquier deterioro que pudiera indicar complicaciones. En algunos casos, puede requerirse más de una intervención quirúrgica para eliminar completamente el quiste o para realizar reconstrucciones adicionales de la cadena osicular. Cuando la pérdida auditiva persiste tras la cirugía a pesar de los esfuerzos reconstructivos, pueden considerarse opciones como los audífonos convencionales o, en casos más severos, implantes osteointegrados que transmiten el sonido directamente al oído interno mediante vibración ósea.
Estrategias de prevención para proteger tu salud auditiva
Hábitos saludables para el cuidado del oído
Aunque no todos los colesteatomas pueden prevenirse, especialmente los congénitos, existen medidas que reducen significativamente el riesgo de desarrollar formas adquiridas de esta condición. El tratamiento adecuado y oportuno de las infecciones del oído medio constituye la estrategia preventiva más importante. Las infecciones recurrentes o mal tratadas pueden derivar en inflamación crónica y disfunción de la trompa de Eustaquio, creando las condiciones propicias para la formación del quiste. Mantener una buena higiene nasal y tratar las alergias o sinusitis crónicas ayuda a preservar la función adecuada de este conducto. Evitar la introducción de objetos en el oído, incluidos los bastoncillos de algodón, previene traumatismos del tímpano que podrían facilitar la entrada de células epiteliales al oído medio. En niños, completar el esquema de vacunación, especialmente contra el neumococo, reduce la incidencia de otitis media, disminuyendo indirectamente el riesgo de complicaciones como el colesteatoma. Mantener una adecuada ventilación del oído medio es fundamental, por lo que en casos de disfunción persistente de la trompa de Eustaquio, procedimientos como la colocación de tubos de ventilación pueden considerarse bajo supervisión médica.
Cuándo acudir al especialista: señales de alerta
Reconocer cuándo es necesario consultar a un otorrinolaringólogo puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y complicaciones graves. Cualquier supuración del oído que persista más de unos días, especialmente si presenta mal olor o no responde a los antibióticos habituales, merece evaluación especializada. La pérdida auditiva progresiva, incluso si es gradual y no causa molestias significativas, nunca debe ignorarse, ya que puede indicar daño estructural en el oído medio. Los episodios de mareos o vértigo asociados a problemas óticos requieren atención inmediata, pues sugieren afectación del oído interno. La sensación persistente de presión o plenitud en el oído, especialmente si se acompaña de otros síntomas, debe motivar una consulta médica. El dolor de oído intenso, la fiebre o cualquier secreción sanguinolenta constituyen signos de alarma que demandan evaluación urgente. Los niños con infecciones de oído recurrentes, definidas como tres o más episodios en seis meses, deben ser evaluados por un especialista para descartar problemas estructurales o funcionales que requieran tratamiento específico. El diagnóstico mediante otoscopia permite visualizar directamente el tímpano y detectar anomalías, mientras que las pruebas de imagen como la tomografía computarizada o la resonancia magnética son fundamentales para valorar la extensión del colesteatoma y planificar el tratamiento más adecuado. La prevención de complicaciones graves depende en gran medida del diagnóstico temprano y del seguimiento apropiado por profesionales especializados en otología.